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Youth Citizen’s Dialogue – Sibiu, 2019

Isabel Otero Barderas

Estudiante del Máster en Estudios Europeos de la USAL

 

El pasado 9 de mayo, el Consejo Europeo, es decir, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, se reunieron en la ciudad rumana de Sibiu. Esta cumbre fue propuesta por el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante su discurso sobre el Estado de la Unión en 2017. La Comisión Juncker organizó este encuentro como epicentro para hablar sobre el futuro de la Unión Europea ante las elecciones que vendrían apenas dos semanas después, entre el 23 y 26 de mayo. La razón por la que se eligió Rumanía, más allá de la belleza de la propia ciudad y de los alrededores de Transilvania, fue que la presidencia rotatoria del Consejo recaía en ese momento en Rumanía. El panorama en la Unión durante este tiempo traía un halo de incertidumbre; en plena crisis del Brexit, en el que no sabemos cuál será el futuro de Reino Unido en la Unión más allá del 31 de octubre, o la perspectiva de unas elecciones que se preveían inciertas debido a la división de voto por la aparición de nuevos partidos en el panorama europeo, en especial con los que se podrían considerar de extrema derecha en el panorama europeo. En resumen, el futuro de cómo sería la Unión de aquí a los próximos 5 años estaba en duda.

 

Parte del trabajo de la comisión saliente ha sido trabajar sobre los distintos escenarios y las distintas crisis a los que se ha enfrentado la Unión Europea, y a los que se sigue enfrentando. La crisis de los refugiados o la recuperación Comunitaria ante la crisis económica que asoló al mundo en 2008 han sido algunas de las cosas sobre las que han tenido que elaborar todo su marco de trabajo, pero la nueva Comisión, que se formará a partir de Noviembre de este año, va a tener que añadir a su lista algunos otros ejes. El propio Presidente Juncker elaboró un informe sobre esto, con motivo, además, del foro en Sibiu, “Europa en Mayo 2019: Preparándonos para una Unión más unida, más fuerte y más democrática, en un mundo cada vez más incierto”. En este documento se relatan todo el trabajo de la Comisión saliente en los últimos 5 años, y pronostican loo que creen que serán los puntos clave de trabajo para la nueva Comisión.

 

Este documento fue el que se nos entregó a los asistentes en el Diálogo con los Ciudadanos que se celebró el día 8 de mayo en Sibiu, con anterioridad a la Cumbre de los líderes de Gobierno. Este debate ciudadano, englobado dentro de las consultas ciudadanas que realiza la Comisión Europea, fue una oportunidad para todos los asistentes de participar, de manera activa, realizando propuestas que, posteriormente, serán debatidas por la Comisión. Este tipo de iniciativa no se ha realizado por primera vez en Sibiu, sino que la Comisión Juncker ha realizado más de un millar de debates en distintos puntos de la geografía europea para escuchar lo que estudiantes en universidades, ciudadanos en ayuntamientos, y otros puntos, tenían que decir sobre cómo querían que fuera la Unión. Esta forma de democracia participativa ha hecho que millones de ciudadanos de toda la Unión puedan involucrarse de manera directa en el trabajo diario de la misma. De hecho, no debemos olvidar la Iniciativa Ciudadana Europea, que permite a los ciudadanos realizar propuestas legislativas a la Comisión.

 

Sin embargo, y esto es a título personal, el debate ciudadano en Sibiu fue mucho más que un acto de trabajo en el cual se realizaron distintas propuestas: fue un aprendizaje sobre qué es, cómo funciona y cual es nuestro papel en la Unión Europea. Al acto no solo fuimos estudiantes de Estudios Europeos, de Economía, Derecho o Ciencias Políticas, sino que también fueron estudiantes de Arte, de Arquitectura, de Historia, que poco o nada tenían que ver con el conocimiento institucional de la Unión Europea. Pero todos nosotros, provenientes de los distintos Estados Miembros, estábamos reunidos allí, trabajando en pequeños grupos divididos por diferentes áreas (desde Trabajo y Ciudadanía, hasta Igualdad y Medio ambiente). Había algo especial en ver cómo personas originarias de distintos países, que aparentemente no tenían muchas cosas en común, debatíamos y tratábamos sobre temas que sí que nos afectaban a todos de la misma manera. El poder pasar horas con jóvenes de Italia, Dinamarca, Alemania, Rumania, República Checa, Portugal, entre otros, y poder conocer sus preocupaciones, sus miras, sus proyectos, el que te hablaran de su país como tú les hablabas de tuyo, es la Unión Europea; un conjunto de personas, de países, con proyectos similares, con preocupaciones similares, que trabajan unidos para mejorar la vida de los más de 500.000.000 de habitantes que tiene la Unión Europea.

 

 

Este trabajo conjunto para formar la UE que queremos es una pequeña contribución hacia lo que será la Unión de ahora en adelante, y es necesario continuar mejorando la participación ciudadana activa en todos los ámbitos posibles. En los meses venideros saldrá el informe que está creando la Comisión sobre cómo fue el acto, a qué conclusiones se llegaron y qué propuestas salieron de los distintos grupos de trabajo. Y los debates ciudadanos europeos no terminan aquí, y están abiertos para que cualquiera que quiera participar se anime a ello. 

 

Isabel Otero Barderas

 

Estudiante del Máster en Estudios Europeos de la USAL