La Unión Europea podría describirse, ayudándome del sobrenombre que se da a lacatedral de la ciudad que me vio crecer, como “La Bella Desconocida”. El Programa Erasmus+ o la eliminación de las fronteras interiores gracias a la creación del Espacio Schengen son, únicamente, algunos ejemplos a los que acudir para demostrar que, aunque en muchas ocasiones lo hagamos de manera inconsciente, nos beneficiamos continuamente de nuestra condición de ciudadanos europeos. En este sentido, se debe proclamar alto y claro que pertenecer a la Unión Europea debe ser concebido como un
verdadero privilegio.
Sea como fuere, una de las principales críticas que se cierne sobre Bruselas es,
precisamente, su incapacidad de hacer llegar a la ciudadanía la incidencia que muchas de sus políticas tienen sobre nosotros en el día a día. De este modo, si bien es cierto que hay “Europa hasta en la sopa” (eslogan empleado por la Oficina del Parlamento Europeo en España en el año 2009 para incentivar el voto en las elecciones europeas), no lo es menos que buena parte de la población del Viejo Continente sigue percibiendo a Bruselas como
nada más que el hogar de los eurócratas.
En este contexto, del 7 al 9 de Julio algunos estudiantes de las cuatro Universidades Públicas de nuestra Comunidad (USAL, UVa, UBU y ULE) tuvimos la oportunidad de reunirnos en la Fundación Rei Afonso Henriques de Zamora para conocer de primera mano las oportunidades y programas que la Unión nos ofrece... Y, consecuentemente, para ratificar que Bruselas está mucho más cerca de nosotros de lo que nos imaginamos.
Si se ha de destacar una característica del IV Encuentro de Jóvenes de Castilla y León, sería su carácter transversal y multidisciplinar. Así las cosas, la oferta de actividades estuvo a la altura de la magnitud de la empresa que se quería acometer: fomentar el intercambio cultural y el espíritu europeo. Desde diferentes paneles con ponentes de primer nivel gracias a los cuales pudimos conocer más de cerca, entre otros aspectos, el funcionamiento de los Centros Europe Direct de Castilla y León y cómo ellos podían sernos de ayuda, hasta visitas culturales a las ciudades de Zamora y de Braganza, pasando por momentos de ocio y de tiempo libre, el ambiente que se consiguió crear fue, sin lugar a dudas, el propicio para fomentar la convivencia y el diálogo, en particular, entre los estudiantes y, en general, entre todos los participantes.
A modo de conclusión, no me equivoco al afirmar que ha sido una experiencia
inolvidable.
Más allá de los conocimientos estrictamente teóricos (los cuales, huelga decir, son igualmente necesarios e importantes), la posibilidad de haber conocido el lado más “humano” de la Unión Europea poniendo cara a las personas que hacen posible que los fondos europeos tengan un impacto real en nuestras comunidades o que nosotros, los jóvenes de Castilla y León, encontremos oportunidades de empleo más allá de las fronteras de España, se ha convertido en una vivencia inolvidable. A mayor abundamiento, tener la ocasión de encontrar a compañeros (que ahora son amigos) con los que poder compartir ese aprendizaje, aparece como la fórmula infalible para obtener
un enriquecimiento personal incalculable.
En última instancia, no me gustaría abandonar estas líneas sin hacer notorio mi
agradecimiento a la Fundación Rei Afonso Henriques (el cual personalizo en la figura de su Secretario General, D. José Luis González Prada) y a la Red Unión Europea en Castilla y León por haber hecho posible este IV Encuentro de Jóvenes de Castilla y León. Ha sido un verdadero placer a la par que un honor para todos nosotros el haber podido formar parte del mismo.
Miguel Alconero Bravo. Estudiante de la UVA



